Lateralus.

Negro y luego blanco es todo lo que veo en mi infancia.

Rojo y amarillo llegaron para ser, alcanzándome.

Déjame ver. Abajo, tan arriba y más allá, imagino

arrastrado más allá de las lineas de la razón.

Presiona el envoltorio. Míralo doblarse.



Mucho pensar, sobre analizar separa el cuerpo de la mente.

Marchitando mi intuición dejando todas estas oportunidades detrás.

Alimentando mi deseo para sentir mi momento irse fuera de las líneas.

sábado, 11 de enero de 2014

¿Cómo amarlas?

Mis recuerdos no son del todo claros. Entonces me preguntaré, para así ver si puedo recordar: ¿Cómo lo hice yo?.

Nací por parto normal, en un hospital normal, tuve una infancia normal, y vengo de una familia normal. Quizás eso me hizo ser así; fuera de lo normal. Tanta cotidianidad me sacó de mis casillas -en algún período, dentro de mi línea de tiempo-. Por cierto, entre tantas "normas" está la de criarme como en los tiempos antiguos, añejos, fuera de onda. Esa que te dice cosas como: 'Dios creó al hombre y a la mujer', 'mujer que está con un hombre, después con otro, y así sucesivamente, sin comprometerse, es puta', 'decir garabatos es malo' 'hay que respetar a las personas según su edad, si es mayor, más respeto', 'si un hombre te grita algo en la calle, por más desagradable que sea, debes guardar silencio y no hacer nada'. Etcétera, etcétera... ese tipo de cosas machistas-patriarcales-cerradas de mente y poco progresistas me enseñaron, con las que claramente, nunca concordé. 

En fin, no sé si eso tendrá que ver, pero lo que yo vengo a contar es esto: Ayer besé a una mujer. Y sí, me gustó. He pensado incansablemente en el por qué de esto y la verdad aun no comprendo nada. Jamás había visto a una de esta forma tan sexual/romántica. En mis años de vida me han gustado tanto y tantos hombres, que nunca imaginé esto. Sin embargo, admito que si no fuese por lo maricones, retrógrados, y por qué no decirlo, PENCAS que han sido ellos conmigo, no hubiese sentido esas ganas de probar cosas totalmente distintas, esa curiosidad por encontrar algo que realmente me hiciera bien. Llegué, y ahora todo para mi es diferente. Cuando voy en el metro, me enamoro de mujeres guapas tal como lo hacía antes con hombres. (Lo que no quita que me siga fijando en ellos, los detestables). Descubrí entonces, -con toda esta experiencia-, cómo es que se puede llegar a amar a una mujer, o cómo una mujer puede amar a una mujer, y un hombre a otro hombre.

Dentro de todas esas reglas arcaicas y rancias que nos enseñan desde que somos pequeños, y especialmente si 'pertenecemos' a religiones o creencias absurdas, está esa mala costumbre de envidiar; eso que se nos suele educar como un 'pecado capital'. Así es como la biblia jamás logró combatir ese sentimiento, nunca pudo destruirlo, ni siquiera con el miedo que se nos inculca de irnos al infierno. Simplemente, seguimos odiando y envidiando (en mi caso de fémina) a toda mujer que sea más linda que nosotras, más alta, más delgada, con ropa más linda, con estilo más original, etc. Pero yo, queridos cristianos, he encontrado la forma de acabar con ese sentimiento tan negro y apestoso. Está en mirarlas de la misma forma que lo hacemos con ellos. Pregúntense a ustedes mismas: ¿Por qué nunca sentimos envidia por un hombre?. Porque a ellos los miramos con otros ojos, los mismos con los que yo empecé a mirarlas a ellas. Entonces de pronto me di cuenta, que hace un tiempo atrás, al ver a una mujer hermosa, me daban celos, me cuestionaba por qué yo no era así, la odiaba. Hoy, si la vuelvo a ver, digo: ¡Guau! y lo único que me cuestiono es por qué ella no está a mi lado. Tampoco digo que para mi la belleza sea todo lo necesario para que alguien esté conmigo, para nada, simplemente son formas exageradas de referirme a mi nuevo pensamiento. Por eso, obsérvalas, recórrelas, ámalas, son preciosas.

Ellas llegaron y me han hecho bien, -la mayoría-, han sido las encargadas de mis sonrisas y mis buenos momentos. Ellas no me han hecho daño alguno. Pero, como ya mencioné al principio de este lésbico relato, yo no soy normal. Y de hecho, soy tan, pero tan anormal, que llego a ser heterosexual (bueno, ni tanto). Y los sigo prefiriendo a ellos, los retrógradas y pencas. Masoquista y anormal, eso soy. De todas formas, agradezco todo esto que me ha sucedido, porque me ha hecho abrir los ojos, cambiar el ship, apreciar las maravillas de cada persona sea cuál sea su maldito sexo.

Cuánta razón le encuentro ahora a Gabriel García Márquez, cuando habla de lo difícil que es escribir un cuento, ya que nunca sabes cómo lo vas a terminar.

jueves, 17 de enero de 2013

Camino sin piedras.


7:30 am: Ahí está él, buscando sus cosas para dirigirse a estudiar, en una nublada mañana. Unos cuantos pasos hacia su destino y tropieza con una piedra. En ella está escrita la primera parte de su historia: "Un niño criado en una familia de cinco hermanos, los cuales tuvieron la desdicha de colisionarse con las drogas. Uno de ellos acabando preso y ahí, en un barrio complejo". 


Él, sigue su camino, pues un arduo día de preparación lo espera. Otros pasos más y tropieza con una segunda piedra. Ésta, contenía otra parte de su vida: "Sus padres, lucharon para que a él no le pasara lo mismo, claramente costó, pero lo consiguieron. Fue así como este jóven encontró lo que realmente le gustaba y logró destacarse plenamente en eso".



Ahora sí, ya casi finalizando su rumbo, se encuentra con una tercera y última piedra. Sin embargo, esta no incluía ninguna historia, sino más bien un una incitación, un mensaje que lo invitaba a desviar su camino, dejar atrás sus sueños y tentarse por seguir el mismo camino que sus hermanos.



Durante un prolongado tiempo,  así fue y las pruebas de la vida le cayeron como gotas de agua en una extensa tormenta. Un mundo lleno de diversiones y vicios lo encerraron de la misma manera que un novedoso juguete encierra y atrapa a un niño de cuatro años. La conciencia tardó en conectarse con su mente y de esta forma se alejó de sus objetivos. Claro, al principio siempre todo parece un juego, y efectivamente creyó no hacer nada malo, dejó de temer a las consecuencias. Sin embargo, como toda lección, ésta se fue haciendo notar y no tardó en llegar el día en el que él aprendió de ella.



Finalmente, tras varios tropezones, decidió volver a su camino, entendiendo que no podía sacrificar sus sueños por distracciones momentáneas. Entonces, siguió avanzando, pero esta vez, ya no se topó con más piedras, ni siquiera piedras pequeñas, simplemente ya nada interrumpía su recorrido. Pues cuando realmente quieres algo, nada ni nadie te impide conseguirlo, sólo está en ti. Las rocas son imaginarias, al igual que todas esas cosas y situaciones que se interponen entre tú y lo que deseas, están en tu mente y de esta manera tu decides si borrarlas de tu calle o no.



Así fue como, Oscar Calderón Maturana se convirtió en lo que hoy es: un hombre, capaz de proponerse metas y alcanzarlas. Con conciencia e inteligencia, recorriendo un camino sin piedras.


"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar." Eduardo Galeano. 


POSDATA: Te quiero <3 atentamente, Naty.





sábado, 15 de octubre de 2011

Escoge la que quieras.

Crecí escuchando ritmos excitantes, que me motivaban a ser diferente -no por opción, más bien por obligación- y no me refiero a "diferente" con alguien que se viste de negro, que utiliza base más clara que el tono de tu piel para ser tenebroso, ni tampoco con alguien que está constantemente sufriendo por intentos frustrados de espantar, no. Es mi mente, es mi corazón, mi alma, mi todo interior, mis actos. Tengo una forma estructurada de ver la vida, confío en el destino y en la suerte, y es por eso que al comienzo de mi vida quise dejarme llevar, sin embargo, la tentación de poder elegir mi futuro se presentó al frente de mis ojos y no resistí. Pero bueno, esta noche se siente un ambiente apasionado, fuerte, lo que provoca en mí unos deseos incontrolables de ponerme el pijama rojo y delgado, porque se siente un calor eufórico, de paso servirme un vaso de vino, de ese vino añejo de color impetuoso, lleno de viejas historias que sean buenas o no, siempre llegan hacia mí.

Sentada en el sofá comencé a ver un álbum de fotos infinito y se originó entonces un proceso de flashback, contemplando los claros reflejos de mi niñez, adolescencia, y todo lo que sigue. Empecé por los 4 años de edad, ahí fue cuando mis padres se separaron, lo que provocó un total cambio en mi vida. La verdad es que era una niña, sin la real conciencia de lo que pasaba, pero sí recuerdo que esa niña sintió un aterrador vacío en el pecho que no la dejaba pasar el oxígeno a sus pulmones en el instante en que observó a su padre partir. Él me dio un eterno beso en la frente y me dijo que nos volveríamos a ver muy pronto y para ser honesta, aún lo estoy esperando.

Al crecer, fui notando la ausencia de mi padre, la vida en el hogar se hizo más complicada, constantemente faltaba dinero para la comida y me vi en la obligación de adaptarme a los cortes de luz, al agua fría, a la ropa americana, entre otras cosas más.

A los 11 años me dediqué a trabajar en la feria, un amigo de mi madre tenía un puesto y necesitaba un ayudante, así que de lunes a viernes asistía a la escuela y sábado y domingo vendía frutas mientras mi madre desperdiciaba su sabiduría trabajando en un centro estético. Durante esa etapa, recuerdo que tuve problemas con la sociedad, la gente me  miraba extraño y sé lo que decían de mí: era una inadaptada social, porque no me importaba la gente, no me gustaba compartir con nadie, no tenía amigos y los demás no conocían mi vida, sólo yo me conocía, sólo mi mente conocía mis pensamientos y emociones. Cuando tenía que ir a la escuela, solamente iba con el fin de estudiar, los fin de semana me concentraba sólo en trabajar bien, era de mente cuadrada y la vida no me motivaba.

Voy en la tercera copa de vino y ahora sonrío levemente al recordar mi adolescencia. Cuando cumplí 15, mi madre me organizó una fiesta sorpresa a la que asistió ella, mis hermanos, un par de tíos, y tres compañeras de la escuela a las que jamás consideré mis amigas, pero como más de una vez fui a sus casas a hacer tareas, mi familia creyó que al fin estaba siendo una 'chica normal'. A pesar de todo, nunca me sentí infeliz por eso, sentía que no debía confiar en la gente (seguramente eso es producto de la promesa jamás cumplida de mi padre), pero al mismo tiempo sentía que cualquier día llegarían personas nuevas a mi vida  las que sin hacer una mayor demostración de confianza, yo accedería a unirme a sus vidas, porque la honestidad se percibe.

A los 16 me inscribí en un curso para aprender a tocar el violín, en donde conocí a Ignacia, una chica de 17 ya bastante experta en el tema de la música, aprendió desde pequeña, y debo confesar que ella me enseñó mucho más que mi profesor. Desde el primer día comenzó a sacarme carcajadas, cosa que me llevó a sentir cariño y aprecio por aquella chica, que cada día crecía más y en fin, sí, ella fue mi primera y última mejor amiga. En ese período mi madre al fin comenzó a utilizar más sus grandes capacidades y se dedicó a escribir libros,  que al ser terminados tuvieron mucho éxito y sin dejar de lado su trabajo con la estética conseguimos establecer una vida sin complicaciones con el dinero y los recursos. Es por esa razón que dejé la feria y me dediqué sólo a estudiar y a divertirme un poco. Durante un semestre entero iba con Ignacia al parque después de las clases de violín y pasábamos toda la tarde hablando de cosas que sólo nosotras entendíamos. Siempre noté algo extraño en ella que me provocaba dudas e intrigas y que me estimulaban a conocerla más, a no separarme jamás de ella para poder descubrir qué es lo que ocultaba, entender el por qué de cada una de sus actitudes. Cada día prosperaba en mí una necesidad de ayudarla, pero el enigma era que no sabía cómo ni en qué. Sabía que algo oscurecía su vida, pero jamás me quiso dar ni siquiera pistas, conmigo reía y se notaba como olvidaba que tras cada despedida entre nosotras a ella la esperaba una sombría noche la cual yo aún no comprendía.

Ahora, en la cuarta copa, comienzo a contemplar una página extraña de este álbum... que contiene una sesión de fotos de un único momento y el contexto era el siguiente: una mujer alta (a mi parecer alta, hasta descubrir que la mitad de su altura se debía a sus enormes tacos), de cabellos rubios, llena de rulos y un fuerte maquillaje en su rostro y qué divertido... el vestido que usaba es parecido al pijama que yo estoy usando ahora... lo que es la vida. Bueno, estaba ella en la calle, de noche y dejaré de darme tantos rodeos para contar de inmediato lo que pasó aquella vez:

Un viernes 15 de agosto (cómo olvidarle) tuve una extensa conversación con Ignacia en el parque, no aguanté más mis inquietudes y le pedí que me contara que es lo que hacía al llegar a su casa. Ella comenzó a llorar y me dijo que no quería que llegara ese momento, iba todo tan bien entre nosotras que no quería hablar de sus problemas.

- Nacha, pero quizás puedo ayudarte, ¿no se supone que los amigos están para eso? ¿por qué no confías en mí? le pregunté.
- No es que no confíe en ti, pero hay cosas que no tienen solución, son esas decisiones que marcan tu destino y no te permiten retroceder, ni borrar y la verdad es que desde que te conocí supe que mi única salvación, era arrancar de mi vida, y olvidarla mientras paso ratos agradables contigo, me respondió.
- ¿Sabes? agregué, no quiero obligarte a nada, pero no puedo con esto, sé que algo atormenta tu alma y me incomoda el hecho de no poder ayudarte, yo creo que todo tiene solución siempre que tengas a alguien dispuesto a ayudarte... no deseo empeorar aun más las cosas, pero esta amistad a la cual le veía futuro, no seguirá bien si no te conozco realmente, finalicé.

Ignacia miraba y miraba su reloj, demostrando que estaba retrasada a su "otra vida", así que de pronto secó sus lágrimas, me pidió perdón y sin más palabras se marchó. Yo tirada en el pasto no sabía que hacer, hurgué en mi mochila y saqué la cámara de fotos, comencé a ver las que me había sacado con ella ese mismo día antes de esa pequeña discusión y ahí fue cuando tomé mis cosas y decidí seguirla. Llegué a su hogar y ¡wow! esa casa era enorme... la verdad es que me costó creer que una chica tan sencilla pudiera vivir ahí, en fin. La esperé hasta que se hizo de noche y exactamente a las 23:30 hrs. me asomé y noté que de esa puerta salió una joven totalmente distinta, vestida de rojo, muchos rulos en su cabeza, maquillaje fuerte y unos tacos altísimos. Le tomé foto tras foto mientras se dirigía a la calle, hasta que una lágrima calló de mi rostro cuando a una de esas fotos le agregué zoom y descubrí que esa joven era Ignacia y se dirigía a buscar clientes. Era ella una prostituta.

El lunes siguiente llegué tarde a las clases de violín y ahí estaba ella, esperándome con una sonrisa en el rostro y música nueva para enseñarme. Recuerdo que no fui capaz de decir una sola palabra durante varios minutos, ya que en ella no veía más que ese rostro tapizado en maquillaje y esos brillantes rulos amarillos.

Al finalizar las clases, ella me agarró bruscamente del brazo y me llevó un tanto alterada al parque al cual siempre íbamos.

- Me seguiste, ¿verdad? me dijo.
-Sí, le contesté con un rostro neutro.
-¿Por qué lo hiciste? ¿A caso te sientes con el derecho de meterte en donde no te importa? ¿en donde no te llaman? por qué no dejaste que las cosas siguieran normales, por qué tuviste que arruinarlo todo, ¡¡¿Por qué?!!!
-Ignacia cálmate, respondí, No es que me sienta con el derecho de hacerlo, simplemente quise hacerlo por que tenía miedo de que estuvieras pasando por algo feo y quise ayudarte, no puedes culparme por eso, yo si puedo enojarme, pero no lo haré, hasta que me digas por qué, necesito entender bien todo esto...
-No hay nada que explicar, mi vida fue, es y seguirá siendo siempre un asco. Cuando nací mi padre murió, y era él quién nos mantenía, tenía un buen trabajo y todos vivían bien a costa de él. Es por eso que cuando falleció, mi madre no supo qué hacer con nosotros (somos cuatro hermanos, tres mujeres y un hombre). Así que ella se volvió drogadicta. Pedro, mi hermano se suicidó, no teníamos dinero y yo recién estaba comenzando a vivir. Cuando cumplí 12 años, mi madre encontró a un hombre espectacular, que la sacó del vicio y de la mala vida, y él nos enseñó a todos que las personas se dividen en dos: están quienes sufren y quiénes tienen la dicha de ser felices. Siendo así, quienes nacen con un camino desgraciado, tienen la opción de cambiarlo, pero sólo si aceptamos que cualquier medio para salir adelante será siempre el correcto. Concluyendo esas palabras nos llevó a mis hermanas y a mí a conocer su lugar de trabajo, era una agencia gigante y muy elegante, jamás imaginé de qué se trataba, y sí, la agencia se llamaba "mujeres nocturnas" y era claramente de  prostitutas. Desde ese instante nos prometió que apenas tuviéramos 15 años él nos transformaría en una de sus mujeres y nuestra vida daría un giro de ciento ochenta grados. Pasaron tres años y su promesa fue cumplida, a tal extremo que cuando cumplí 16 años me convertí en la líder de todas las mujeres nocturnas. Nuestra vida fue cambiando poco a poco, en un comienzo me era un tanto desagradable mi trabajo, pero entré ahí sin tener conocimiento ni consciencia, por lo que no se me hizo difícil, para mí, vender tu cuerpo es como vender un perfume, o vender frutas en la feria. Comencé a ganar mucho dinero, nos cambiamos de casa, compramos autos, lujos, joyas, y mi vida ahora es otra.
-Entonces, ¿estás feliz? le pregunté. No entiendo, porque comenzaste a contarme tu historia de una forma trágica, primero me contaste lo peor y finalizaste con un lado positivo, que ahora tienes dinero y tu vida cambió, ¿por qué entonces fingir tener otra vida?
-¿No entiendes? me refutó. ¿A caso para ti el dinero y los lujos son sinónimos de felicidad? si es así estás muy mal. Ahora comprendo que la filosofía de mi padrastro es totalmente errónea, porque cuando naces desgraciada, mueres desgraciada, y lo único que puede salvarte no es el dinero, ni nada material, es el amor, lamentablemente el amor no llega cuando conllevas una vida de puta. ¿Sabes?, una vez me enamoré, sentí algo que jamás había sentido, era tanto, que me sentía capaz de dejarlo todo por esa persona, todo. Sin embargo cuando él se entero de mi vida, bueno, ya sabes, se fue y no volvió.

Sexta copa de vino y creo que si sigo amaneceré con una migraña espantosa. Recuerdo que luego de esa extensa conversación, nuestra amistad se fortaleció más que nunca, ya que ella creyó que yo como todas las personas, me alejaría de ella por su 'vida oculta' y no fue así, mis últimas palabras fueron: "Jamás te dejaré sola". Pasaron los días, los meses, los años, nos retiramos de las clases de violín porque ya teníamos el conocimientos suficiente para lanzarnos a la vida y comenzar a explotar nuestra pasión, tocamos juntas en algunos bares de mala muerte, e incluso más de una vez tocamos en su agencia. A veces, pensaba en la opción de trabajar con ella, sé que suena horrible, pero la verdad es que para mí el dinero no es sinónimo de felicidad, pero creo que la construye en un 60%, así que muchas veces se lo planteé. Sin embargo, ella jamás me dejó, e incluso cuando vio que era mucha mi insistencia me prohibió acercarme a ese lugar, y jamás volvimos a tocar ahí. Era ella una excelente persona, jamás entenderé por quá algunos se alejaron de ella, eran unos réprobos amantes del prejuicio. Sé que el motivo de su actitud y su decisión de alejarme de ese lugar fue porque no quería que yo pasara lo mismo que ella. Siempre me lo dijo, ella deseaba con todas sus fuerzas que yo fuera lo feliz que ella no podía ser, que conociera el amor, que me dedicara a lo que realmente me gusta.

Dentro de toda esa larga historia, hubo un día en dónde Ignacia volvió a ver a esa persona de la cuál una vez se enamoró y éste la dejó. Ese hombre se llamaba Michael y le decían Mike. Desde un comienzo le advertí a Nacha que él no era bueno, ya la abandonó una vez por prejuicios y quizás qué cosas peores podía hacer, pero no había caso, ella definitivamente creía que jamás podría volver a sentir algo parecido a lo que sentía cuando estaba con él.

Ya, es todo, última copa de vino. Cerré el álbum, recordé todo lo que tenía que recordar y sí, me siento horrible. Yo nací al medio de "los dos tipos de personas" las desgraciadas y las dichosas, tuve al frente mío la opción de decidir, si ser feliz o no serlo. El destino me presentó una mesa adornada con una tira de cartas de póker, y yo podía escoger la que quisiera, hice mal, decidí entregarme a lo que la vida tuviera para mí, decidí dejar de pensar y dedicarme sólo a disfrutar. Mi deseo se me fue de las manos y acabé cometiendo los peores errores de mi vida, me enamoré, como nunca pensé que iba a hacerlo, más que Ignacia, más que cualquier persona, y era tanto que me sentí capaz de dejarlo todo por esa persona.

Escucho pasos acrecerse a la puerta, es él, viene llegando del trabajo. Abre la puerta.
-Hola preciosa, ¿qué haces despierta a esta hora?
-Pensé que llegarías más temprano, le respondí. Decidí esperarte con un vino y una sorpresa, y se me fue el tiempo viendo fotos y recordando cosas antiguas.
-Sabes que no me gusta que hagas eso, me retó. Una vez te pedí que quemaras ese álbum y te lo vuelvo a pedir. Ella ya no está y no va a volver, nosotros la traicionamos y ella quedó sola, hundiéndose, llevando a cabo su desgraciada vida. No es nuestra culpa cariño, el amor fue más fuerte y hoy estamos felices, ¿qué importan los demás?
- Eres un asco de persona le dije, y eso es lo que me encanta de ti, eres mi maldito complemento, y nos iremos juntos al infierno, vamos a la cama, Mike.

"Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quiénes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado" Samuel Johnson.

sábado, 11 de junio de 2011

No estoy solo.

Hoy desperté temprano, más de lo común. Al instante de abrir los ojos y ver esos colores cálidos apoderarse de mi entorno, al momento de sentir ese aroma a vainilla que rodeaba mi nariz y al sentir ese frío que me provocaba deseos de acostarme y acurrucarme en mi caliente cama noté de inmediato que este día iba a pasar algo extraño. La exaltación que le subía la adrenalina a mis venas era independiente, resistí todo el frío y tiré lejos las frazadas, para acostumbrarme de una vez por todas a no necesitar de su calor. Corrí al baño y limpié mi rostro opacado por el sueño, luego contemplé mi reflejo y me dije a mi mismo: "hoy, lo lograré". Lo demás fue rutinario, vestirse, cepillarse los dientes, acariciar a mi perro, beber un vaso de leche chocolatada, encender un cigarro y dirigirme a la plaza a elevar un volantín. Mañana cumplo 14 años... y una vez más la añoranza se ha apoderado de mí, sentado en una banca con el volantín en mi mano, enciendo el segundo cigarrillo del día, observo lo que queda de luna y pienso en que me gustaría poder celebrar alguna vez mi Cumpleaños como un chico normal... pero papá consiguió sembrar en mí esa manera de  pensar tan oscura: "No tienes nada que celebrar, la mujer que te dio la vida no está aquí" a veces creo que mamá piensa diferente, quizás ella donde quiera que esté, celebre cada vez que yo cumplo años, con una copa de champán y esa armonía tan contagiosa que padecía. Al darle una última chupada a mi cigarrillo, se acerca una ex colega de mi papá, que me conoció cuando yo era más pequeño y lamentablemente se acordaba de mí. 
-Gabrielito, ¡Tanto tiempo! 
-Hola señora Lucy cómo le va?
Me miró algo sorprendida y contestó: - A mí muy bien, pero veo que a ti no mucho... ¿comenzaste a fumar ya? 
Contuve por cinco segundos una molestia que se produce en mi cuando me hacen una pregunta innecesaria, -creo que eso viene de familia, odiamos las preguntas innecesarias-. 
-Sí, repliqué.
 -Pero cómo, si recién vas a cumplir catorce añitos... qué diría tu mamá si te viera. 
-Adiós señora Lucy, debo irme. Di media vuelta y me fui. Claramente no me fui a casa... mi objetivo era elevar ese volantín y tenía que hacerlo, comencé a buscar otro parque y en el recorrido recordé las palabras de la señora Lucy. Si bien me desagradaron bastante, me hicieron meditar mucho. ¿Qué diría mi madre si me viera? he cambiado tanto desde que ella no está, pero sé que ella no es de esas personas que pierden el tiempo discutiendo cosas que al fin y al cabo terminarás haciendo igual. Eso es lo que más me gustaba de ella, su personalidad tan pasiva, siempre nos decía que todos sus actos eran llevados a cabo por una conexión que mantenía con el universo y con lo más maravilloso de la vida. Llegué sin darme cuenta a un parque que jamás había visto, estaba vacío y tenía muchos colores, el pasto era de un verde clarísimo y en él se reflejaba el brillo de la luz solar, habían juegos de todo tipo... pero la vida en ese lugar era escasa. Creí que era todo perfecto, saqué mi volantín y comencé a desenredar el hilo,  me dirigí hacia el centro del parque, coloqué ahí mi volantín y con el hilo en la mano comencé a correr por todas las orillas del parque, con todas mis fuerzas y entregándole mi alma al viento, sonreí porque la vida me daba motivos para sonreír, pensé en todo lo que he sufrido, y luego pensé en que en esos momentos las penas quedaron atrás, porque estaba cumpliendo mi mayor sueño... mi más grande deseo, llamarla a ella, que escuchara mis gritos y viniera hacia a mí, para poder decirle todo lo que nunca le dije antes. Cuando dejé de correr y abrí mis ojos... miré hacia lo más alto y me di cuenta de inmediato que mi volantín apenas se veía porque alcanzó más allá de las inmensas montañas y el enorme cielo. De pronto, un conjunto de aves volando hacia la cordillera, se voltearon en dirección a mi volantín, con sus patas lo tomaron de cada punta y volaron hacia arriba, llevándolo cada vez más lejos hasta ya no poder verlo. En mis manos sentía como el hilo rodaba y rodaba y jamás se agotaba, sentía una brisa ligera acomodarse en mis narices. Ahí fue cuando por fin la vi. El corazón me latía mil veces por segundo, y grite: -¡¡¡¡¡¡¡Madre!!!!!!!!... estás aquí, yo sabía que me escucharías, yo sabía que no me dejarías solo, madre tengo tantas cosas que decirte, tantas cosas en las que necesito que me ayudes, madre por favor no te vayas nunca más. Yo lloraba como nunca, las lágrimas caían de mis ojos como las gotas en una tormenta de lluvia. Ella se acercó, secó mi rostro, me acarició la frente y dijo con un tono muy silencioso: -Gabriel... mañana cumplirás catorce años y quiero que celebres... que no dejes que nadie te diga qué hacer cuando tu sabes que lo que haces es correcto, yo siempre te voy a guiar, viviré en tu corazón para aconsejarte desde lo más profundo. Y por último quiero que sepas, que no debes esconderte de la gente, que no debes ocultarle nada a nadie, que seas siempre tu mismo y no cambies por nada ni por nadie, no dejes que te pasen a llevar, ni te dejes morir por las penas que llegarán a tu vida. Supera cada obstáculo porque yo estaré contigo apoyándote en todo lo que hagas. La gente te va a fallar, te va a mentir, vas a tener amistades falsas, vas a presenciar la maldad paseándose en tus ojos, vas a sufrir por amores, vas a pasar por tantas cosas, y no quiero que creas que te falto yo, porque no es así, yo he estado siempre contigo y hoy vengo para hacértelo saber. Te amo hijo, y recuerda que nunca estarás solo.


Hoy empieza mi primer día de clases de este año, y estoy feliz, muy feliz. Desde aquel día en el parque en el que sufrí un tipo de desmayo por tanta agitación física y emocional, desde ahí... tengo las cosas claras en mi vida. Mientras mi cuerpo no reaccionaba mi mente alucinó cosas maravillosas y logré comunicarme con mi madre. Sus palabras fueron justo lo que yo necesitaba, para abrir los ojos y darme cuenta de que la vida es hermosa, de que hay penas, sufrimientos y desgracias, pero hay algo que es muy cierto, nunca estás solo, y cuando tienes esa pequeña frase pegada en tu mente, todo se te hace más fácil. Descubrí tantas cosas por las que debo luchar, y encontré también la forma correcta de no cansarte de tanta lucha, y es amando lo que haces. Tengo claro que hoy no existe la justicia, que la gente buena sufre y la gente mala goza, que la superficialidad abarca la mente de todas las personas, volviéndolas ciegas, que en los estudios triunfa el que copia, en el amor triunfa el que es lindo, que en la vida triunfa el que tiene dinero. Pero yo ya no me preocuparé de eso... sé que la justicia no existe hoy, pero existirá mañana en algún lugar distinto, sé también que la vida es corta, y hay que disfrutar, porque existen momentos únicos que merecen ser recordados por siempre y hay que vivir esos momentos, vivir el presente, olvidar el pasado, y prepararte para un futuro mucho mejor. Por eso, y por todo, hoy soy feliz, y lo seré siempre, porque no estoy solo. Ahora, camino a mi escuela, sólo pienso en la alegría que sentiré al ver a mis amigos, a los que les debo un millón de disculpas, por no estar ahí para ellos durante todo este tiempo, por dejar que mis penas me alejaran de ellos, por no agradecerles antes todo lo que han hecho por mi. Hoy... comienzo a vivir.


Gracias mamá por cambiar mi vida, por cambiar mi forma de pensar y de ver la vida, gracias por entregarle esa alegría eterna a mi alma, por contagiarme tu armonía, por escucharme, por aconsejarme, porque gracias a ti soy feliz. Y gracias primordialmente, por no dejarme solo.